El escritor Italo Calvino (1923-85) prefiguró hace casi medio siglo esta final en Berlín entre Italia y Francia.
La vio, en un sueño, como un choque entre dos fuerzas supuestamente agotadas, sostenidas únicamente por un milagro de la voluntad.
Calvino se imaginó en el palco de honor de un estadio, recibiendo a los capitanes de los equipos finalistas del torneo de calcio en una ciudad misteriosa y acaso hostil.
Ambos están enmascarados, ambos visten de azul. Calvino hace un ademán al primero:
-Soy Agilulfo de Italia y Especialmente sus Ciudades del Norte, con una Pizca del Sur para Equilibrar y Disimular. Todos me dan por muerto, pero he batido al equipo alemán y ahora batiré al franco.
El soñador mira al otro capitán. "¿Y tú?"
-Yo soy Agilulfo de Francia y sus Territorios y Colonias, Símbolo Hipócrita de la Unidad Nacional. Me han dado por muerto mil veces pero aquí estoy. Soy viejo pero sabio, y ganaré.
Calvino se da cuenta de que los capitanes no se han quitado las máscaras. "¿Por qué?"
Y ambos capitanes responden al unísono:
-Porque yo no existo, señor.
-¿Y cómo pueden jugar al fútbol, si ya no existen?
-Con la fuerza de voluntad, y con la fe en nuestra causa.
A los capitanes inexistentes, cuya dualidad debilitaba la imagen, los fundió en un personaje único, un caballero también inexistente pero impecable en su armadura blanca.(*)
(*) El resultado fue "Il cavaliere inesistente", publicado por Giulio Einaudi Editore en 1959.
PD: Me pareció un excelente relato para hablar del juego de ayer y lo mejor escrito en el 59, Felicitaciones por su cuarta estrella.
lunes, julio 10, 2006
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3 comentarios:
;-D
Realmente interesante...
Besos...
Como dijeron arriba, "realmente interesante", aunque se haya terminado el mundial, valió la pena llegar aquí y ver esta cosa curiosa ... a veces los sueños dicen muchas cosas.
Muy agradable tu blog... he leido bastante y me gustó, seguramente volveré
Saludos!
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